¿Pero qué ocurre con la mente al intentar observarla?
Al observar la mente nos damos cuenta que llegan a esta casi simultáneamente múltiples tipos de pensamientos, imágenes y formas mentales relacionados con el cuerpo, percepciones de los sentidos, sensaciones, emociones, sentimientos, ideas, recuerdos, perspectivas del futuro, etc. Llega un pensamiento o imagen al cual le sigue otro que puede o no estar relacionado con el anterior, formándose una sucesión permanente de pensamientos, formas mentales e imágenes como si estuviesen “enlazados” o “unidos” en una secuencia interminable o secuencia del pensamiento, formándose un caos que nos confunde y nos hace sentir impotentes para lograr la serenidad y el control mental. Esto ocurre de manera natural en todos nosotros, pues nuestras percepciones de los sentidos, sensaciones, emociones, sentimientos y pensamientos registrados y/o producidos por la mente se focalizan en el cerebro y despiertan circuitos cerebrales que reverberan o perpetúan estas sensaciones, emociones y pensamientos en forma de imágenes y formas mentales, lo cual causa que consideremos muy difícil o complicado el alcanzar la tan anhelada paz mental.
Si a lo anterior sumamos a que a nivel del pensamiento se cumple el principio de atracción de que lo similar atrae lo similar, se genera entonces una dinámica en la cual si nos llegan pensamientos inapropiados y conflictivos que generan sensaciones, sentimientos y emociones relacionadas con situaciones que hemos vivido en el pasado o que estamos viviendo en el presente, la mente atraerá pensamientos relacionados con esos mismos pensamientos y con esas mismas sensaciones, emociones y sentimientos, disparándose la secuencia de pensamiento anteriormente descrita, explicándose así la enorme afluencia de percepciones y registro de sensaciones, sentimientos, pensamientos y formas mentales que fluyen continuamente a la mente, con todo su efecto catastrófico sobre la tranquilidad mental y que causan que no solo nos cueste dificultad apartar la atención de ellos, sino además la gran dificultad que se nos presenta para concentrarnos en lo que estamos haciendo o pensar en temas diferentes.
Pero si comprendemos la dinámica o estructura de la mente tal como la describimos anteriormente en la sección Dinámica de la Mente, podemos considerar y darnos cuenta que si observamos la mente concreta y sus contenidos ello significa que podemos situar la atención y la conciencia en el plano o parte mental superior desde donde observamos los contenidos mentales de la mente inferior o concreta. Y como el plano mental superior es un plano de luz, al continuar observando se comienzan a generar espacios o vacíos de luz entre las imágenes mentales que al expandirse paulatinamente permite que la mente se convierta en un espacio o campo vacío de percepciones y se ilumine y se colme con su luz.
Lo ideal sería que se pudiese realizar de manera directa la observación de los contenidos que existan en la mente inferior o concreta sin analizar, pensar o juzgar hasta que todo lo observado se diluya en luz. Pero debido precisamente a la secuencia interminable de contenidos mentales que abruman la mente, esto no es fácil de lograr y la mente por su propia dinámica vaga de un tema a otro sin podernos concentrar y sin permitirnos darnos cuenta que cuando observamos los contenidos mentales nuestra atención se encuentra en el plano o parte mental superior.
Por consiguiente, tenemos que recurrir inicialmente a un procedimiento o técnica que consiste en establecer un ritmo respiratorio armónico y un estado de mínima relajación del cuerpo, para luego enfocarnos en la observación de la respiración. Así, la atención en la observación de la respiración permite que la observación se enfoque en una sola dirección lo que lleva al debilitamiento y desplazamiento del registro de las demás percepciones que puedan llegar en ese momento a la mente generándose inicialmente un estado de paz, tranquilidad y relajación y bienestar tanto en la mente como en el cuerpo. Esto es lo que las técnicas orientales de relajación y meditación han enseñado desde hace milenios y que ahora en occidente se están sintetizando en técnicas como el MindFullness.
Esto ocurre porque al observar la respiración se está observando el cuerpo que ejecuta la respiración, se observa la parte emocional al observar la tranquilidad generada por la respiración armónica y pausada, y se observa además la mente concreta al observar la imagen mental o registro mental de la respiración y los efectos de relajación que produce. Y si continuamos observando, se genera la dilución de las percepciones que registra la mente que hace que esta se convierta en un campo o espacio vacío de percepciones manifestándose la luz en la mente la cual se va expandiendo gradualmente hasta abarcar la mente en su totalidad.
Por lo tanto, el observar la respiración y lo que genera en el cuerpo y en la mente conlleva a que sea fácil el darnos cuenta que hay un aspecto o parte mental interna desde donde se puede observar la mente, la parte emocional y la parte física de nuestro ser.
Ahora bien, al cesar las percepciones que se registran en la mente, la mente se convirtiese en un vacío en el cual surge la luz que existe en el espacio entre los pensamientos, luz que se va expandiendo hasta convertirse la mente en un espacio o campo de luz sin límites, espacio de luz que al ser observado se torna aún más brillante y resplandeciente como si se expresara o revelara en la mente una luz mayor que la ilumina.
Podemos facilitar la práctica de la observación si imaginamos la mente como una pantalla similar a la del cine. Por un lado la pantalla no acepta ni rechaza las imágenes que le proyectan, ni las considera buenas o malas, o agradables o desagradables, sino que simplemente las registra y las refleja. Así cuando estamos en el cine, adoptamos la actitud de espectador u observador y simplemente observamos permanentemente los miles de imágenes que se proyectan en la pantalla sin reflexionar sobre ellas pues nos perderíamos el hilo de la película que vemos. Consideremos entonces la mente como una pantalla en la cual se proyecta una película (nuestra propia película) que consta de los contenidos mentales formados de las percepciones que registra o genera la mente en forma de imágenes del lugar, de las sensaciones del cuerpo, de los sentimientos, emociones, pensamientos, ideas, recuerdos, imágenes y demás formas mentales; sin analizar, juzgar o pensar acerca de lo que está fluyendo a la mente. Permitámonos solo observar considerando que observamos desde nuestra parte o plano mental superior. Veremos como poco a poco todo lo observado va siendo sustituido por luz como si la mente se fuese iluminando, convirtiéndose la mente en un espacio de luz, que al continuar siendo observado se iluminará aún más al ser iluminada por el Alma, transformándose la mente en un espacio de luz cada vez más brillante y resplandeciente.
Ud. no necesita realmente hacer esfuerzo para practicar la observación desde su parte o plano mental superior e iluminar la mente con su luz. Déjese llevar por el no opinar y el no juzgar. Déjese llevar por el sólo observar.